viernes, 1 de abril de 2011

El juez Norberto Oyarbide declara a Turquía culpable del genocidio armenio.



Así lo hizo mediante una resolución de acción declarativa “con carácter de sentencia” contra Turquía, por el Genocidio que tuvo lugar entre 1915 y 1923 y en el que fueron asesinados un millón y medio de armenios. La causa fue iniciada en 2000 por un familiar, cuyos padres fueron asesinados.


"Tras 96 años de impunidad, la justicia argentina es el primer órgano jurisdiccional en el mundo, que dicta una resolución de este tipo, basada en el principio de la no prescripción de los delitos de lesa humanidad", anunció a la prensa, Federico Hairabedián el abogado querellante en esta causa.

El letrado es nieto de Gregorio Hairabedián, la persona que en el 2000 interpuso la demanda por genocidio a nombre de la comunidad armenia en Argentina.

Turquía no reconoce que hubo un genocidio.

Cabe destacar que hace nueve años, Turquía amenazó a Estados Unidos con no permitir que sus aviones militares aterrizaran en su territorio, si los funcionarios de la Casa Blanca participaban en las ceremonias conmemorativas del genocidio armenio.

En la lectura de su histórico veredicto, el juez Oyarbide estableció que "de acuerdo con los elementos probatorios presentados en los autos, los armenios fueron diezmados en sus propios e históricos territorios, invadidos y ocupados por los turcos a partir del siglo XIII. De los millones de armenios existentes entonces en la jurisdicción del Estado de Turquía, más de las dos terceras partes fueron asesinados o deportados, siendo confiscados sus bienes".

La resolución, divulgada por el Centro de Información Judicial, se basa en documentos presentados por la parte querellante y en testimonios históricos de los armenios. "Ningún genocidio se hubiera perpetrado si el estado turco no lo hubiera proyectado e instrumentado", estableció el magistrado en su fallo.

Los armenios podrán pedir indemnizaciones al gobierno turco

Para Federico Hairabedián, la resolución de Oyarbide "es de carácter definitivo" y "abre el camino para que los armenios puedan pedir al estado turco las indemnizaciones que corresponden en actos de tal naturaleza, como hicieron los judíos al reclamar reparaciones al gobierno alemán, después de la Segunda Guerra Mundial".

En los años 1915 y 1923, el gobierno otomano ordenó la deportación de cerca de un millón de armenios a los desiertos de Siria por considerar que eran "quintacolumnistas" de la enemiga Rusia. Camino de su exilio, la mayoría de los deportados fueron asesinados o murieron de hambre y de enfermedades.

Sin embargo, Turquía se niega a calificar esa tragedia como genocidio alegando que los armenios también mataron a miles de musulmanes y por temor a los reclamos territoriales y patrimoniales que presentarían los miembros de esa comunidad.

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